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Desde los albores de la humanidad, la observación de los ciclos naturales ha moldeado nuestra noción del tiempo. El recorrido diario del Sol marcaba días y noches, mientras que la sucesión de estaciones definía épocas de siembra, cosecha, inundaciones o sequías. Estos fenómenos constantes y predecibles revelaron un orden cósmico que las sociedades antiguas se esforzaron por codificar. Así nació una de las herramientas más fundamentales de toda civilización: el calendario.
Cada cultura desarrolló su propio sistema de medición del tiempo en armonía con su entorno y creencias. Mucho antes de la aparición de los calendarios gregoriano, islámico o chino, una civilización africana —los antiguos habitantes de Kemet (Egipto), conocidos como Kamitas— había diseñado ya modelos calendáricos de notable precisión, combinando observaciones lunares, solares y estelares.
Las raíces africanas de la medición del tiempo
África puede preciarse de albergar algunas de las primeras experimentaciones calendáricas de la historia. En el yacimiento neolítico de Nabta Playa, en el desierto nubio, se erigió hace más de 7.000 años un círculo de megalitos con alineaciones astronómicas precisas. Estudios indican que estas piedras estaban orientadas a estrellas como Sirius, Arcturus y Alpha Centauri, sirviendo para marcar fenómenos como el solsticio de verano hacia el año 4800 a.C. Se considera el observatorio astronómico más antiguo conocido, anterior incluso a Stonehenge.
En épocas posteriores, la civilización de los Kamitas desarrolló varios sistemas calendáricos avanzados: un calendario lunar para rituales religiosos, un calendario solar de 365 días para fines administrativos y agrícolas, y un calendario basado en la estrella Sotis (Sirius, llamada Sopdet por los egipcios) para sincronizarse con el ciclo cósmico del Nilo.
La ciencia del tiempo no se limitó al Nilo. Otras culturas africanas también idearon calendarios sofisticados. Por ejemplo, el pueblo Yoruba (Nigeria) aún conserva un calendario tradicional lunisolar con 13 meses de 28 días (364 días) más 1 día ritual, y semanas de 4 días dedicados cada uno a diferentes deidades (Orishas). Este calendario es milenario: según su cómputo, el año 2025 corresponde al 10.067 del calendario Yoruba.
Panorama de los sistemas calendáricos a través de la historia
La humanidad desarrolló una gran diversidad de calendarios que reflejan distintas formas de comprender el tiempo. Entre ellos se destacan:
Calendarios africanos
- Calendario kamita (Egipto antiguo): Primer calendario solar de 365 días, en uso hacia 4241 a.C.
- Calendario copto: Heredero directo del sistema egipcio, introducido en 284 d.C., vigente en la Iglesia Ortodoxa Copta.
- Calendario etíope: Inspirado en el copto, con 13 meses (12×30 días + 5/6 días complementarios).
- Calendario yoruba: Luni-solar de 364 días más 1 ritual, vigente desde hace más de 10.000 años.
Calendarios asiáticos
- Calendario chino: Luni-solar con ciclo de 12 años; comienza en 2697 a.C.
- Calendario hindú: Basado en ciclos cósmicos; era actual (Kali Yuga) desde 3102 a.C.
- Calendario budista: Cuenta desde el nirvana de Buda, en 544 a.C.
Calendarios del Medio Oriente
- Calendario hebreo: Luni-solar, comienza en 3761 a.C. (Anno Mundi).
- Calendario musulmán: Lunar, desde la Hégira en 622 d.C.
Calendario occidental
- Calendario gregoriano: Reformado en 1582 d.C., actualmente en uso global.
El genio calendárico de los antiguos Kamitas
Los antiguos egipcios diseñaron un sistema de 365 días dividido en:
- 12 meses de 30 días (360 días);
- 5 días epagómenos dedicados a los nacimientos de Osiris, Isis, Seth, Nephtys y Horus.
Su año se dividía en tres estaciones:
- Akhet (inundación);
- Peret (germinación);
- Shemu (cosecha).
Tambien introdujeron:
- Semanas de 10 días (décadas);
- Días de 24 horas (12 diurnas y 12 nocturnas).
A pesar de que su calendario civil no incluía los años bisiestos, los Kamitas sabían del desfase de ¼ de día anual. Lo resolvieron con el ciclo sotíaco de 1460 años, basado en el regreso del orto helíaco de Sirius. Este ciclo servía para realinear el calendario civil con el astronómico y con la inundación del Nilo.
Redescubrir el Año Nuevo Kamita: un renacimiento cultural
Actualmente, intelectuales africanos y la diáspora promueven la celebración del «Wepet Renpet» (Apertura del Año), fecha del orto helíaco de Sirius, como verdadero Año Nuevo africano. Este proyecto se basa en:
- Textos antiguos;
- Astronomía tradicional;
- Revalorización de calendarios africanos vigentes.
Inspirados por Cheikh Anta Diop, estos movimientos afirman que el calendario sidéreo egipcio representa una escala absoluta frente a sistemas relativos. Celebrar el Año Nuevo Kamita no es solo un acto simbólico: es también una afirmación de la memoria científica africana y de su legado al conocimiento universal.
Conclusión
La reivindicación del calendario kamita no es un ejercicio arqueológico, sino un paso hacia la restauración de la identidad africana y su legado científico. Mediante la celebración del Año Nuevo Kamita, las sociedades africanas y afrodescendientes pueden reconectar con sus raíces astronómicas, históricas y espirituales. En un mundo regido por calendarios ajenos, recuperar los propios sistemas temporales es un acto de soberanía cultural.
Referencias
- Diop, Cheikh Anta. Antériorité des civilisations nègres. Présence Africaine, 1967.
- Neugebauer, Otto. The Exact Sciences in Antiquity. Princeton University Press, 1957.
- Clagett, Marshall. Ancient Egyptian Science: A Source Book. American Philosophical Society, 1989.
- Parker, Richard A. The Calendars of Ancient Egypt. The University of Chicago Press, 1950.
- Obenga, Theophile. La philosophie africaine de la période pharaonique. L’Harmattan, 1990.
- Wendorf, Fred et al. «Nabta Playa and Its Role in Northeastern African Prehistory.» Journal of Anthropological Archaeology, 1998.
- Adeoye, C. L. An Introduction to Yoruba Philosophy, Religion and Culture. 1989.
- Reingold, Edward M., and Dershowitz, Nachum. Calendrical Calculations. Cambridge University Press, 2018.